.:: Historia de Puno

JULI LA ROMA DE AMERICA JULI,  EPOCA PRE HISPANICA
La historia de Juli aún no se ha escrito a plenitud. Sin embargo reseñamos algunas pinceladas para reafirmar la memoria colectiva y la razón de su identidad como pueblo de una gran nación.
Desde el paleolítico, hace unos 7 mil años, el hombre caminaba por estos lugares en busca de mejores condiciones de vida. Desde las alturas, en su condición de cazador – recolector fue bajando hacia las planicies de Caspa, Suancata, Tisnachuro, y  las inmediaciones de Juli. ahí están los testimonios de pinturas rupestres en Yacari, Pucara en la cuenca del río Choccocconiri y en el mismo Juli con Huaquina Sapijicani y Olla.
Con el avance del desarrollo humano, el hombre se fue haciendo sedentario con el descubrimiento de la horticultura y la agricultura propiamente, con la domesticación de las plantas y los camélidos  antes que aquélla.
Con este avance, se propicia el crecimiento de la población y su organización en grupos y comunidades para conformar el reino lupaka, posiblemente a raíz del colapso del Tihawanaco.
El reino lupaka gobernado por caciques o curakas principales y secundarios, tuvo un gran auge, elevando la producción agrícola y ganadera a niveles superiores y paralelamente el engrandecimiento de la arquitectura monumental megalítica. Ahí están las muestras, hoy olvidadas: gigantescos cementerios como

Tankatanka, el mismo Pukara y sus majestuosas fortalezas, Tanapaka, las redes de caminos que articulaban todo el territorio aymara, hasta la influencia inka. Es bueno saber que, los inkas nunca dominaron el territorio aymara. Para su gusto, hicieron alianzas y una especie de pacto o convenio para que los kurakas aymaras siguieran gobernando hasta Chile “en nombre del Inka”. Los inkas en esta época casaron a sus doncellas con los principales aymaras, implantaron a sus mitimaes para servir a los curacas o para hacer las veces de “Tukuyricus”. Desde la toponimia, en el extenso territorio aymara y juleño, pocos son los territorios con nombres inka, a título de ejemplo se puede anotar: Inkapukara, Inkaapacheta.

JULI, EPOCA HISPANICA
Aún no se conoce con exactitud el día y año que los españoles pisaron suelo juleño. Se tiene algunas aproximaciones y algunas más, imaginaciones o invenciones de algún personaje inclinado a la historia. Por lo que se conoce, es posible pensar que los primeros en pisar suelo aymara fueron los soldados que acompañaban a Almagro en su recorrido hacia Chile. Sin embargo, ya hay un dato, según el cual, “hacia 1534, Fray Tomás de San Martín que acompañó a Francisco Pizarro hasta el Cusco, pasó al Collao y caminó los territorios de Chucuito, hasta Charcas (Ramón Gutiérrez, pág. 53). Esta primera exploración, permitió que la orden de Santo Domingo tuviera presencia activa en estos lares. Como que así fue, en 1543 los curas dominicos Fray Andrés de Santo Domingo y Fray Domingo de Santa Cruz, pasaron a predicar a Juli, el cual en estos días era repartimiento de Gabriel de Rojas”.
Los dominicos fueron los primeros en llegar a Juli y con ellos sus acompañantes y españoles en busca de un lugar para vivir. En 1553 ya se fundó el Convento de San Vicente en Chucuito y en Juli se edificó la casa de residencia para los religiosos. A partir de 1565, Juli pasa a ser el centro dominico principal de la zona al fundarse el Convento de San Pedro Mártir, desplazando en hegemonía al de San Vicente de Chucuito y poniendo bajo su mando al recién fundado Convento de San Santiago en Pomata   El corregidor de indios de Chucuito Don Jerónimo de Silva llegó a Juli, hizo el deslinde de terreno para la misma población, se trazó las plazas y las calles, se dio amplitud al solar de la iglesia se alejó a los naturales en los suburbios, donde actualmente existen los apellidos Juli, Cariapaza, etc. y fue residencia de los primeros frailes.

El 2 de abril de 1565, el licenciado López García de Castro autorizó a los dominicos a fundar el convento de San Pedro Mártir, sobre las ruinas de la casa del Cacique Cariapaza (Op. Cit. Pág. 325).     Al parecer lograron iniciar la construcción de las primeras iglesias: San Pedro Mártir, la Asunción y San Juan. Luego llegaron los misioneros de la Compañía de Jesús, quienes dieron jerarquía, autoridad y grandeza al pueblo de Juli. Estos llegaron a finales del año 1576 y se quedaron hasta su expulsión a mediados de setiembre de 1737. Hicieron una obra maravillosa, en lo espiritual y en lo material.

En la época de la República, el 3 de junio de 1828 se declaró a Juli como capital de la provincia de Chucuito,  conocida como “La  Roma de América”.  considerada como el mayor centro turístico de la hoya hidrográfica del Titicaca, presenta también un gran potencial artesanal fundamentalmente de tejidos  y tallados.

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